jueves, 11 de diciembre de 2008

De los despreciadores del cuerpo. Friedrich Nietzsche

De los despreciadores del cuerpo. Friedrich Nietzsche
Friedrich Nietzsche. A los despreciadores del cuerpo quiero decirles mi palabra. No debenaprender ni enseñar otras doctrinas, sino tan sólo decir adiós a supropio cuerpo - y así enmudecer.«Cuerpo soy yo y alma» - así hablaba el niño. ¿Y por qué no hablarcomo los niños?Pero el despierto, el sapiente, dice: cuerpo soy yo íntegramente, yninguna otra cosa; y alma es sólo una palabra para designar algo en elcuerpo.El cuerpo es una gran razón, una pluralidad dotada de un únicosentido, una guerra y una paz, un rebaño y un pastor.Instrumento de tu cuerpo es también tu pequeña razón, a la que llamas«espíritu», un pequeño instrumento y un pequeño juguete de tu granrazón.Dices «yo» y estás orgulloso de esa palabra. Pero esa cosa más grandeaún, en la que tú no quieres creer, - tu cuerpo y su gran razón: ésano dice yo, pero hace yo.Lo que el sentido siente, lo que el espíritu conoce, eso nunca tienedentro de sí su término. Pero sentido y espíritu querrían persuadirtede que ellos son el término de todas las cosas: tan vanidosos son.Instrumentos y juguetes son el sentido y el espíritu: tras ellos seencuentra todavía el si-mismo. El sí-mismo busca también con los ojosde los sentidos, escucha también con los oídos del espíritu.El sí-mismo escucha siempre y busca siempre: compara, subyuga,conquista, destruye. El domina y es también el dominador del yo.Detrás de tus pensamientos y sentimientos, hermano mío, se encuentraun soberano poderoso, un sabio desconocido - llamase sí-mismo. En tucuerpo habita, es tu cuerpo.Hay mas razón en tu cuerpo que en tu mejor sabiduría. ¿Y quién sabepara qué necesita tu cuerpo precisamente tu mejor sabiduría?Tu sí-mismo se ríe de tu yo y de sus orgullosos saltos. «¿Qué son paramí esos saltos y esos vuelos del pensamiento? se dice. Un rodeo haciami meta. Yo soy las andaderas del yo y el apuntador de sus conceptos».El sí-mismo dice al yo: «¡siente dolor aquí! » Y el yo sufre yreflexiona sobre cómo dejar de sufrir - y justo para ello debe pensar.El sí-mismo dice al yo: « ¡siente placer aquí!» Y el yo se alegra yreflexiona sobre cómo seguir gozando a menudo - y justo para ello debepensar.A los despreciadores del cuerpo quiero decirles una palabra. Sudespreciar constituye su apreciar. ¿Qué es lo que creó el apreciar yel despreciar, y el valor y la voluntad?El sí-mismo creador se creó para sí el apreciar y el despreciar, secreó para sí el placer y el dolor. El cuerpo creador se creó para síel espíritu como una -mano de su voluntad.Incluso en vuestra tontería y en vuestro desprecio, despreciadores delcuerpo, servís a vuestro sí-mismo. Yo os digo: también vuestrosí-mismo quiere morir y se aparta de la vida.Ya no es capaz de hacer lo que más quiere: -crear por encima de sí.Eso es lo que más quiere, ese es todo su ardiente deseo.Para hacer esto, sin embargo, es ya demasiado tarde para él: - porello vuestro sí-mismo quiere hundirse en su ocaso, despreciadores delcuerpo.¡Hundirse en su ocaso quiere vuestro sí-mismo, y por ello osconvertisteis vosotros en despreciadores del cuerpo! Pues ya no soiscapaces de crear por encima de vosotros.Y por eso os enojáis ahora contra la vida y contra la tierra. Unainconsciente envidia hay en la oblicua mirada de vuestro desprecio.¡Yo no voy por vuestro camino, depredadores del cuerpo! ¡Vosotros nosois para mí puentes hacía el superhombre! -

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